Teresa nació un 19 de agosto de 1875, hija de quien fue presidente del Perú, Don Manuel Candamo y de doña Teresa Álvarez-Calderón; recibió el bautismo a los ocho días de nacida y la educaron en el cultivo de los valores y las virtudes. Educada en el Colegio del Sagrado Corazón, donde su buena conducta y aprovechamiento en los estudios, fueron premiados con la “Cruz de la Sabiduría».
Cultivó el arte en la pintura, el bordado, la música, el canto.
Su juventud en relación con la sociedad, disfrutaba de paseos, era alegre y animada, participaba del teatro, reunión en cumpleaños, algún baile, siempre acompañada por sus padres. Y aunque siempre fue con gusto a las fiestas, años después manifestó haber sentido un vacío y se preguntaba: ¿eso no más es?
Su padre, don Manuel Candamo recibió la banda presidencial el 8 de setiembre de 1903, pero a causa de una enfermedad que lo aquejaba desde hace algún tiempo muere en Arequipa el 7 de mayo de 1904
En los años 1905 y 1906, en un viaje a Europa con su familia, recibe gracias especiales del Señor, como en París en la que experimenta que Dios le pedía todo su Amor para Él, en Roma se aclara el deseo de servir a la Iglesia “en algo que estuviera a su alcance”. El lugar de inspiración fue Alassio.
Fallece el 24 de agosto de 1953, a los 78 años de edad (cumplidos cinco días antes de su partida) por causas naturales, tras una vida de servicio y liderazgo dentro de su congregación.
En sus últimos momentos, rodeada de sacerdotes y hermanas, pronunció estas conocidas y profundas palabras:
“Por las almas, por mi Congregación, por los Párrocos del Perú y de todo el mundo.”
El 29 de abril de 1980 se inició formalmente el proceso de beatificación en la Iglesia Católica
El 3 de abril de 2009, el Papa Benedicto XVI la declaró oficialmente Venerable, reconociendo sus virtudes heroicas.