Madre Teresa sigue al Crucificado

¿Por qué Canonesas?

“Pero ya cuando profesamos, yo le dije a Nuestro Padre que quería pedir permiso a Roma, para usarlo con derecho… Él me dijo que lo pidiera al Padre Delaroche, y me dictó la carta, poniendo como razón que ayudábamos a los Canónigos Regulares y que en los Decretos oficiales figuramos con ese nombre… Así que fue el P. Delaroche quien nos obtuvo el permiso para ese nombre. A él debemos el existir y a él el permiso para el nombre. Ya no se considera en los Cánones esa apelación”. (Cfr. Ascética, Tomo I, p. 89 – 90)

Nuestra Madre Teresa al pedir permiso para la Fundación, en 1914, lo pide como «Sodalitas Crucis» «Hermanas de la Cruz» pero, ya poco a poco, cuando por providencia divina se fue concretizando el apoyo de los padres Canónigos Regulares de la Inmaculada Concepción, nuestra Madre va entendiendo el camino que Dios pide a el nuevo instituto que es el ser como las «diaconisas» de quienes se inspiran las Canonesas, las primeras mujeres que, al servicio de la Iglesia, colaboran en las labores de la Catequesis y la liturgia, tal y como hoy lo hacemos las Canonesas de la Cruz, que, sin ser por Carisma de la Confederación de las Canonesas ya que años después de la fundación dejamos la Regla de San Agustín para asumir nuestra propia regla, nos inspiramos en aquellas mujeres que se ponían al servicio de la Iglesia pero nosotras, desde la vivencia de la participación del misterio de la Cruz, servimos ala iglesia lo que hace que nuestra participación en el misterio de la Cruz sea una participación eclesial.